[APORTES] LA OTREDAD

Por Susana Benavídez

Tomar distancia de las grandes urbes, tal vez ayude a aclarar la mirada, tal vez se expanda el horizonte.

Tan contaminado el espíritu en el devenir cotidiano de las eternas dudas, las falsas «verdades», las mentiras escondidas detrás de los hechos, que a veces, son solo simulacro de una presunta realidad…casi indescifrable que angustia, socava lo más íntimo, debilitando la cercanía  a los grandes afectos, infiltrándose la desconfianza entre los pliegues de la piel…así es el monstruo que acciona insensible a las grandes verdades. El monstruo capaz de devorar con satisfacción, sin piedad.

Acá escribiendo en Tilcara («Buen Cuero») rodeada de la fuerza gravitacional de los cerros, lejos de los medios de comunicación masivos, ausentándome, alejándome del encuentro con imágenes grotescas y nefastas, construidas intencionalmente para avasallar, acallar, aquietar el sentir popular, desmantelar la esperanza, hacer parir la violencia, la represión, el cinismo de una clase dominante que tiñe sin pudor, sectores desprevenidos que se mimetizan y se dejan alienar. Ausencia del asombro, ausencia de la pregunta, solos atados al presente, olvidados del pasado, o tal vez nunca conocida la historia no contada de «los otros» que fueron exterminados en todas sus formas.

Acá en Tilcara, RESISTEN, algunos tienen conciencia de esa resistencia, otros la vivencian desde las entrañas. Hay esperanza…

Los pueblos originarios de la quebrada, sostienen una cultura que aun sobrevive, entrelazándose con el «hedor» globalizador del extranjero que se acerca a consumir, a observar, sin sentir tal vez, que la belleza de los cerros está enraizada en antiguos rituales que  resisten , resisten…

La propiedad comunitaria sigue siendo parte de su forma de vivir, de alguna manera el que logra aquietarse siente esa OTREDAD  que te roza con su cultura milenaria, sus silencios prolongados, su quietud, su dejarse vivir, no más.

Hay un pueblito en la quebrada, donde cada casita tiene la imagen del CHE, como ícono de lo posible, una presencia que los acompaña para sentirse más fuertes.

Ya no hay un lugar destacado para la filosofía occidental, acá en  América , ya no decimos latinoamérica, porque también hay afrodescendientes, basta de exclusión, corre sangre africana, ahora es NUESTRA AMÉRICA.

Urge descubrirnos a nosotros mismos, ser sabedores de nuestras potencias, ¿por qué no pensar que los petroglifos de Sapaga , asombran más que la capilla Sixtina?

Ahondar en las raíces, alimentarlas con el encuentro y atravesar subterráneamente al monstruo.

Revista comunista de análisis y debate