El 19 de julio de 1976 un grupo de tareas del ejército argentino asesina en Villa Martelli la dirección histórica del PRT. ERP,y a su líder Mario Roberto Santucho.El procedimiento, encabezado por el capitán Juan Carlos Leonetti, irrumpió en el departamento de la calle Venezuela 3149, de Villa Martelli, terminando con la vida de Santucho y donde caerán muertos también el propio Leonetti y Benito Urteaga, mientras que los militares secuestrarán a Liliana Delfino, compañera de Santucho, el hijo de dos años de Urteaga y la compañera de Menna, Ana María Lanzillotto embarazada de seis meses.
Santucho fue exhibido por los genocidas como un trofeo de guerra en Campo de Mayo y sus restos aún continúan desaparecidos. Santucho fue una víctima del plan de exterminio de toda una generación de luchadores obreros y populares que enfrentaron al imperialismo y a la burguesía nativa. En el caso de Santucho se trata del máximo dirigente de una de las fuerzas militantes con más peso en la vanguardia revolucionaria de la época.
El Cordobazo de mayo de 1969, marco la irrupción violenta de las masas y planteó la posibilidad de una generalización de la insurrección obrera y popular y el enfrentamiento abierto con la burguesía y su Estado.
Todo el período revolucionario de 1969 a 1976 sólo se puede entender por la existencia a veces abierta a veces latente de tendencias a la insurgencia obrera y popular como se manifestó en los levantamientos que terminaron hiriendo de muerte a la dictadura de la autoproclamada Revolución Argentina hasta la huelga general política de junio y julio de 1975.
Santucho planteó en cambio que el Cordobazo había encendido la mecha de la guerra revolucionaria y que era necesario construir un ejército guerrillero para enfrentar a las Fuerzas Armadas y el imperialismo y constituir una Frente de Liberación Nacional, lo que llamaban su estrategia de poder.
Mario Roberto Santucho, Benito Urteaga, Liliana Delfino, Ana María Lanzilloto, eran sus nombres y fueron convertidos desde entonces en uno de los símbolos mayores de la persecución contra los revolucionarios en nuestro país y América Latina.
El 19 de julio de 1976, presagiaba la decisión del imperialismo norteamericano y de la burguesía argentina de impedir cueste lo que cueste el ascenso de la lucha revolucionaria y fue sin lugar a dudas un adelanto de lo que se instalaría después en nuestra patria a partir del golpe de 1976, el GENOCIDIO.
Las generaciones actuales debemos tomar como una inspiración la lucha y el ejemplo de los revolucionarios del 70, para desarrollar las tareas de la etapa, la de impulsar la rebelión popular de masas por la soberanía nacional y la de la constitución de un partido revolucionario que pueda cumplir las tareas pendientes y que posibiliten una salida a la crisis capitalista impulsada desde abajo.
Estos nombres junto a los 30000 desaparecidos tienen en común que cada uno enfrentó la hora que le tocó vivir haciendo lo que había que hacer para preservar las perspectivas de la revolución.
Hicieron de sus cuerpos girones, convirtiendo esta fecha en una de las más dolorosas para los hombres y mujeres dignos de la tierra, pero sus ejemplos se levantan gigantes y son inspiración para las presentes y futuras generaciones, que pelean y seguirán peleando por el triunfo definitivo de los pueblos
Roby Santucho y dirección histórica del PRT-ERP: NOS JURAMENTAMOS VENCER Y VENCEREMOS
Movimiento Rebelión Popular – Salta