Por Julián Katari
Desde hace algunos años se viene hablando del poder popular en forma cada vez más recurrente, en los movimientos sociales, sindicatos, grupos juveniles, políticos, culturales, en fin, en casi todos los grupos organizados de tendencias más o menos progresistas y de izquierda.
Lo llamativo del caso es la gran cantidad de conceptos distintos, divergentes y hasta opuestos que encierra la idea del PODER POPULAR.
Digamos como primera aproximación al debate, que los que venimos y nos reafirmamos en el marxismo-leninismo, fundamentalmente en Argentina, siempre consideramos que la organización societaria que debía reemplazar al actual régimen de terror capitalista era lo que Lenin llamo «la dictadura democrática del proletariado» o simplemente la «dictadura del proletariado» , concepto muy claro, inequívoco, de la función que debería cumplir como clase en el poder, someter y destruir a su antagonista la burguesía.
Pero a los fines prácticos del debate, a los argentinos la palabra «dictadura» nos remite de manera directa al ejercicio violento de la dominación de clase burguesa, entonces se nos ha presentado siempre el dilema de como «traducir» al lenguaje político local un concepto tan importante.
En los últimos 30 años se va instalando la idea del «poder popular», y se genera una analogía directa entre ambos conceptos.
Otras corrientes políticas no marxistas también acuñan la divisa del PP, con lo cual comienza una Disputa por explicarlo, unas veces abiertamente (las menos), otras muchas a partir de las consecuencias prácticas que acarrea su instrumentalización, y en la mayoría de los casos como diálogo de sordos, donde todos lo nombramos, pero cada uno lo interpreta y construye como individualmente lo piense.
Es así como sectores sociales y políticos de muy diversos orígenes, oscilan entre definir el poder popular como espacios gremiales, donde se discuten las problemáticas sectoriales, como si el solo hecho de estar juntos diera poder; y espacios de presión, grupos organizados para incidir en las decisiones gubernamentales, parlamentarias, o para presionar públicamente ideas políticas y empujar legislaciones (lo que lo asimilaría a la idea de «sociedad civil» o incluso «lobbys» o » think tank»), este sector viene acuñando un concepto más preciso en los últimos tiempos, el de «Empoderarse», que abandona el «Popular» que lo ataba al pobrerío, y le agrega el «em-poderar», ese “em” confluye con el individualismo pequeñoburgués y desvía la atención de la Disputa y Confrontación de «poderes».
En ambos casos, la falta de una visión revolucionaria de clase, lleva a confundir dos elementos distintos y a asimilarlos como uno solo, PODER y FUERZA. Una fuerza popular es una organización conformada por integrantes de ese origen, trabajadores, desempleados, los oprimidos en general, son los grupos solidarios que trabajan en comedores escolares, de alfabetización, sindicales, culturales, indígenas, campesinos, etc., desarrollan una actividad en principio beneficiosa para sus asociados y concurrentes, pero que «navegan» en medio de las condiciones políticas imperantes, sin desafiarlas en términos de PODER, sus proyecciones políticas se ciñen a cambios de legislación, reformas, que pueden ser progresistas pero que no desafían el sistema capitalista imperante, por el contrario, con el discurso de la «democracia» lo que promueven es su perfeccionamiento, limar las asperezas del sistema que generan tantas contradicciones secundarias que «Inestabilizan» la dominación.
Podemos decir entonces que Poder Popular no es solamente la existencia de Organización Popular (aunque sin ellas es imposible),sino que implica también la «imposición» de relaciones sociales entre estas y el resto de la sociedad circundante, relaciones sociales revolucionarias, que rompan las relaciones descompuestas de la burguesía, y en el ámbito de su influencia hagan un trabajo sistemático de destrucción de la propiedad de la gran burguesía, limpieza de agentes, punteros y cuadros contrarios, neutralización de la propaganda enemiga, educación y formación en los valores y ética revolucionaria, construcción de una economía popular de «contingencia» que sirva para la subsistencia y desarrollo de la población y del proyecto político-revolucionario, organizar a toda la población circundante en todo tipo de organizaciones y lanzarla a la lucha, formar cuadros revolucionarios para darle sustento a la organización y consolidar su crecimiento; además, en forma paulatina pero sistemática, ir reemplazando al Estado Burgués en sus supuestas funciones, como son la educación, salud, vivienda, etc., pero que dicho Estado Burgués lo desarrolla en beneficio de la clase dominante; el Poder Popular, como Estado en Formación, como Germen de un nuevo Estado Revolucionario, debe tomar en sus manos la educación, salud, vivienda, solidaridad social, asistencia a los desvalidos, pero solo en beneficio de nuestras clases oprimidas, mostrando con los pocos recursos de que se disponga, que nuestro Estado tiene un claro sentido de clase, contrario-antagónico, al burgués.
Poco a poco, ese nuevo Estado Revolucionario en Gestación, que solo puede crecer y cumplir su misión con recursos arrebatados de diferentes maneras al enemigo de clase (explotadores y a su mismo Estado burgués), se va consolidando, gana adeptos, su prédica y acción muestran todo lo que es posible hacer con recursos limitados, y va madurando en la mente del pueblo todo lo que se podría hacer con los recursos del otro Estado, que además también pertenecen y fueron saqueados al Pueblo, se va configurando una Dualidad de Poder, por eso se llama PODER POPULAR, es desde el momento que ejerce esa función de pequeño poder político en antagonismo al burgués imperante que puede llamarse Poder.
Se da en estas circunstancias de Dualidad de Poder la paradoja de «Dos Estados, Un Territorio», donde las disputas se agudizan, dos concepciones de la educación, dos modelos de salud, dos morales y dos éticas en permanente oposición, Dos Poderes, pero solo un territorio con sus recursos naturales y minerales, solo un sistema económico imperante (el burgués que todavía es dominante), solo un Ejército para imponer la supremacía y aplacar rebeldías…
Esta Contradicción se agudiza hasta volverse explosiva.
¿Cuánto tiempo pueden «convivir» sin entrar en una inevitable confrontación?
Las circunstancias que determinan el crecimiento del Poder Popular son a su vez las mismas que determinan su inevitable confrontación con el Estado Burgués.
Por esto decimos que el Poder Popular está en inevitable BELIGERANCIA.
PODER POPULAR en BELIGERANCIA , y como diría José Martí » es tan criminal quien promueve una guerra evitable, como aquel que trata de evitar una guerra inevitable», todas las guerras inevitables deben ser preparadas y promovidas, para tener una razonable posibilidad de ganarlas, intentar evitarlas cuando no es posible es condenarse al suicidio colectivo, un crimen de lesa Patria y lesa Revolución.
Llegamos a algunas primeras conclusiones, pero preguntamos, ¿las organizaciones sociales y populares realmente existentes, sirven para crear Poder Popular?
Sin duda el Poder Popular se asienta en las organizaciones populares, son su ámbito natural de desarrollo y existencia, lo que transforma las organizaciones populares en lo que damos en llamar Órganos del Poder Popular o células del PP, es la Naturaleza de su acción, su vocación de Autoconstruirse como Poder Antagónico, de clase, al Estado Burgués y declararlo su enemigo a derrotar, en ver cada pelea reivindicativa como la posibilidad de arrebatarle victorias a ese enemigo para fortalecer el propio Poder y debilitar el contrario, nunca para Mejorar la Democracia burguesa descompuesta.
Es por este motivo que con fracciones «díscolas» de la burguesía no puede haber alianzas estratégicas, solo alianzas tácticas y puntuales, en cuyos acuerdos a los que lleguemos solo estamos obligados a cumplir lo que nos convenga, en la forma y circunstancia en que acumulemos nosotros y nuestro Objetivo Estratégico.
Quedan otras preguntas que hacernos, ¿qué relación debe tener el poder popular con las expresiones y estrategias de descomposición social del estado burgués en los territorios?, ¿con lumpenaje, narcotráfico, policías y matones?, ¿qué prácticas y que intensidad de violencia popular será necesaria para abrirle paso al poder popular y consolidarlo?, ¿cómo generamos una disciplina consciente en los cuadros y militantes que dirijan el nuevo Poder?, ¿cuáles sectores sociales y proletarios son los de mayor aptitud y actitud para dirigir al resto del Pueblo?, ¿de qué manera, con que pedagogía abordamos una educación popular masiva en los nuevos valores revolucionarios y en las técnicas necesarias para la lucha y la victoria?, muchas preguntas, muy poca experiencia de masas para responderlas.
Manos a la Obra, corazón y mente a las masas del pueblo y La Clase.