Facundo Molares, acto homenaje

Por Pablo Piris

El diez de agosto se realizó un acto homenaje a Facundo Molares en el Obelisco, el mismo fue en conmemoración de su asesinato ejecutado por la policía de la Ciudad de Buenos Aires, en ese mismo sitio. Participaron diversas agrupaciones políticas, movimientos sociales y particulares que recordaron la vida de Facundo Molares. En el lugar donde fue abatido se colocó una placa en su memoria.

“Facundo Molares. Comandante Camilo. Comunista, internacionalista, guerrillero, combativo, revolucionario”. Así recuerda una placa a Facundo Molares, el comandante Camilo, el guerrillero argentino de las FARC, quien fuera asesinado el 10 de agosto de 2023 por las fuerzas represivas del estado argentino. En el acto realizado a un año de aquel día, precisamente y tal como reza la placa en su memoria, se reivindicó su militancia política, su compromiso con los oprimidos y su vida entregada a la revolución socialista.

El acto, del que participaron numerosas organizaciones políticas, tuvo dos sentidos: por un lado, fue reivindicativo y por otro lado de denuncia. Reivindicativo porque se insistió en su lucha política, su acción y su pensamiento. Así lo demostraron las palabras de los oradores, principalmente, de Laly Machado, referente de la provincia de Buenos Aires del Movimiento Rebelión Popular-Facundo Molares, que el mismo creó luego de su regreso a la Argentina. Además, audios con adhesiones de Colombia, Bolivia o Paraguay resaltaron el compromiso internacionalista que Facundo tuvo a lo largo de su vida. Entre esos audios se destacó el de Carmen Villalba, también comunista y revolucionaria, también perseguida al igual que Facundo por el estado burgués y quien aún se halla presa en Paraguay, mientras sigue luchando para que haya justicia con sus hijas, desaparecidas por el ejército paraguayo.

Por otro lado, a este carácter de reivindicación de sus ideales, se suma la denuncia de lo acontecido aquel 10 de agosto de 2023: su asesinato en manos de la policía de la Ciudad por orden del entonces Jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta, mientras estaba participando de una protesta que a pocos días de las PASO denunciaba la farsa electoral. Aquella tarde, las imágenes fueron claras: Facundo en el piso agonizando, un cordón policial que no dejaba que nadie se acerque, algunos compañeros que intentaban filmar con los teléfonos celulares, una periodista que logró acercarse y captar con claridad ese momento en el que la Policía de la Ciudad de Buenos Aires asfixiaba a Facundo Molares, a pesar de los gritos de sus compañeros, que con la cabeza en el piso le gritaban que paren, que lo estaban matando, y a la misma periodista que logró captar las imágenes pidiendo desesperada atención médica.

A pesar de lo que se vio, la justicia no llegó. En ese sentido las palabras de su camarada Laly en el acto son claras: “A Facundo lo mató la policía, no esperamos nada de la justicia, pero más temprano que tarde los responsables pagarán por sus actos”. Vale recordar que unos días después del asesinato de Facundo y la detención y liberación de otros compañeros que protestaban junto a él, la propia Laly manifestó en una entrevista refiriéndose a la represión de ese día: “hacen escuela con nosotros, primero nos pisaban la cabeza, después, alguien, algún superior, les decía que así no, que nos inmovilicen de manera profesional, que era con la rodilla en la nuca”.  Estas declaraciones y las imágenes captadas por el celular de una periodista dejan en claro que Facundo Molares no murió por una descompensación instantánea o casual como titularon en seguida las grandes empresas de comunicación (amigas y socias del gobierno de la ciudad y del nacional), Facundo Molares murió producto de la represión policial. El paro cardiorrespiratorio fue consecuencia del accionar de las fuerzas represivas del estado, la realidad que todos vimos niega los informes del jefe del SAME y los titulares de los medios afines al gobierno de la ciudad.

Además de sus compañeros y artistas que cantaron, porque si algo caracterizó a Facundo fue ser un hombre festivo, participó su padre Hugo Molares: “para mí como padre este acto significa muchas cosas. Significa el dolor inmenso de haber perdido a un hijo, pero también la satisfacción de encontrar tantos compañeros que reivindican su lucha y su trayectoria que, de alguna manera, cada uno desde sus posibilidades tiene la voluntad de continuar luchando por un mundo más justo”, destacó en diálogo con la Revista Centenario. Y agregó: “lo que encontré son buenos recuerdos donde la sonrisa de Facundo estuvo presente en todo el acto, por lo que, en el fondo, el haber removido cosas, me ha hecho sentir una gran satisfacción humana al estar acá”.

Es que la sonrisa de Facundo flameaba al viento en las banderas que simbolizan toda su vida de lucha. La vida de un revolucionario que ingresó en la Federación Juvenil Comunista un día después de la caída del muro de Berlín, cuando se preconizaba “el fin de la historia”, él intensificaba el camino de su compromiso. De un joven que después de vivir la experiencia de la rebelión de diciembre de 2001, decidió buscar su destino en las FARC y llegó a Colombia solo, sin contactos, para luego ser uno de los comandantes de las columnas más combativas de la guerrilla. El mismo que luego de ser degradado, por no estar de acuerdo con cómo se llevaba el proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, porque intuía que era como una rendición, decidió volver a su país y formar un movimiento social que pueda contener a los más excluidos pero que a su vez pueda formarlos políticamente para cambiar las cosas desde las bases y no tener que estar mendigando sobras a ningún gobierno. El mismo que fue como fotorreportero a Bolivia para este mismo medio, mientras las clases dominantes ejecutaban un golpe de estado, y se puso a testimoniar del lado del pueblo. El mismo por el que el gobierno colombiano pidió su extradición y su cabeza en un proceso absolutamente ilegal. El mismo que entregó su vida a la revolución y murió, tal como contaba en una de las últimas entrevistas que le realizaron, con solo unos cuantos libros como propiedad.

A este recuerdo de todos los militantes, le sumamos las palabras de su padre Hugo, nuevamente: “es difícil decir como me gustaría que lo recuerden a Facundo, porque cada cual interpreta en su subjetividad su recuerdo. Como amigo, como camarada, como compañero, como revolucionario, como combatiente. Hemos escuchado en este acto muchas versiones de gente de Colombia, de Perú, de Bolivia, de Argentina. Pero creo que, antes que todo, me gustaría que sea recordado como un tipo consecuente con sus ideas y que nunca, nunca aflojó hasta el día de su muerte. Y también que sea recordado como un buen tipo, como una buena persona”.

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