El estallido social del pueblo jujeño el pasado 20 de junio expresa una acumulación de bronca y hartazgo de amplios sectores del pueblo que vienen soportando un ajuste feroz, pobreza estructural, una inflación imparable y que, como frutilla del postre, se enfrentan a una reforma constitucional que criminaliza el derecho a protesta dándole un rango institucional, avanza contra la propiedad comunal de los pueblos originarios y concentra la suma del poder institucional en el ejecutivo. Las políticas del Gobernador Gerardo Morales se inscriben en garantizar esos privilegios a las capitales extractivistas que vienen por el litio, modificando la constitución provincial para sacarle el territorio a los pueblos originarios, reprimir a los que se resistan y facultando con amplios poderes al ejecutivo. La supuesta oposición peronista es aliada incondicional de ese proyecto, que ha intentado neutralizar o reducir a lugares marginales a todas las formas de resistencia que por abajo venían surgiendo.
La subordinación política al FMI de «juntos por el cambio» y «el frente de todos» o el nombre que tomen, compiten por ser los garantes del ajuste y de los negocios de la burguesía, donde es válida cualquier táctica para ese objetivo.
La derechización, en general, de las propuestas de candidatos explica como la competencia de las políticas de «mano dura», represión y la judicialización de las luchas populares, están vigentes sobre el viejo paradigma de orden y progreso, un falso consenso y represión. Algunos, de forma oportunista intentan despegarse, aparentando disputas con mensajes más lavados. Pero estos proyectos políticos, supuestamente más populares, ya demostraron que son más efectivos para garantizar los privilegios e intereses de los capitalistas en esta región, conteniendo cualquier posible desborde o cuestionamiento de clase y cuando lo necesitan reprimiendo. Y por último una izquierda institucionalizada que cada vez más se apega a sostener la institucionalidad del sistema.
La democracia burguesa no representa ninguna opción para nuestra clase, ningún cambio necesario se da sobre los márgenes que te otorgan los que poseen los privilegios.
Ante este estado de situación, en el terreno electoral, llamamos a NO VOTAR como un acto más de insubordinación, desobediencia y de repudio a todas las políticas que están llevando adelante.
La organización por abajo, la resistencia en las calles, el desarrollo y expresión de la rebelión a través de las distintas formas de lucha será la única garantía de mantener la llama de la rebeldía que alumbre el camino para una verdadera liberación de nuestro pueblo.
A seguir organizándonos por:
¡El desprocesamiento y contra la persecución a lxs luchadorxs de la Rebelión Jujeña!
¡Que en estas elecciones No VOTEMOS!
¡Viva la organización popular para la rebelión!
Movimiento Rebelión Popular, Juventud Guevarista, Fogoner★s Olnys