MARX, KEYNES Y LA DIALECTICA DE LA UNIDAD

Por Leonardo Juárez*

EL peronismo es una inmensa caja de sorpresas. No hay manera de quitarle esa vocación de reescribir permanentemente su propia historia.

Ahora resulta ser que reivindica a un señor, coetáneo del mismo Perón él, un economista devenido en estrella a quien el General jamás mencionó ni conoció. Sin embargo, nos venimos a enterar gracias a sus actuales exégetas, que siempre estuvo en el ideario de la doctrina “nacional y popular”. Pero nada de qué asombrarse. Porque en última instancia como diría el mismísimo General: “peronistas somos todos”. Incluso, sí señores, Sir John Maynard Keynes.  

Un breve recorrido por las ideas del economista británico nos darán un aproximación de su accionar consecuente y consciente en defensa de su clase burguesa.

En vida, Keynes fue un fiel servidor de la corona inglesa y del gran capital. Anticomunista rabioso, pretendió convertirse en un cruzado cuando proponía invadir a la Unión Soviética cuando ésta apenas asomaba en sus albores como primera experiencia de un Estado proletario. ¿Por qué nadie menciona este dato cuando desde distintos pulpitos televisivos se hace profesión de fe acerca del nuevo paradigma teórico de su modelo económico?  John  Maynard Keynes fue un eugenesista cabal junto con el hijo de Charles Darwin y miembros de la realeza británica, presidió organizaciones para aplicar en África y en Sudamérica su teoría basada en diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos. Racista, ecologista y ambientalista enamorado de la naturaleza, la flora y la fauna silvestre, al igual que Julian Huxley y el Bruto del borbón español que hoy anda cazando elefantes en el continente africano. Todos ellos fervorosos adherentes de la WWF (World Wildlife Foundation) que hoy estarían junto a los ambientalistas de Fundación Vida Silvestre Argentina “peleando” en Río+20 por “un mundo mejor”.

En 1926 Keynes publica una serie de artículos llamando al capitalismo a intervenir activamente en los mercados para detener al “monstruo soviético”. Al mismo tiempo que los obreros portuarios ingleses iniciaban una huelga que impedía cualquier nuevo intento de intervención de la burguesía en la URSS. Keynes temía “que la clase dirigente precipite su propia caída”

Pensaba que una élite dirigente podía regular los mercados con algún sentido de la justicia[1]: “(…) La ganancia, el interés y los salarios pueden manipularse con la regulación de la oferta del crédito”. Este concepto llevará nuevamente al hambre y la desocupación generalizada a los sectores populares de la Argentina. La figura del eugenesista Keynes calza justo en un país como el nuestro, cuya producción de alimentos está en manos de las mismas multinacionales que impiden al África alcanzar la soberanía alimentaria, al mismo tiempo que encubiertamente subsidian los movimientos ambientalistas. Por eso no es casualidad que se lo intente poner como el paradigma del “capitalismo bueno”. La vicepresidenta simplifica, llamando a aumentar el consumo para cumplir con la premisa keynesiana: “el consumo es el único fin de la producción”

Ante esta cuestión los marxistas anteponemos taxativamente: “EL CONSUMO ES INCENTIVADO CON EL FIN DE ACUMULAR CAPITAL”. Carlos Marx (considerado por Keynes como “un personaje siniestro de la historia”)[2].

La lealtad de clase enfrenta a Keynes con Marx. “Cuando llegue la lucha de clases mi patriotismo local y personal está ligado a mi propio mundo, puedo estar ligado a mi propio mundo. Puedo estar influenciado por su justicia y el sentido común pero la guerra me encontrará del lado de la burguesía educada”.[3]

La ausencia histórica de un modelo económico de referencia que le permita navegar entre el “estado de bienestar” y el liberalismo capitalista (normalmente se lo confunde con las políticas socialdemócratas de Willie Brandt y socialcristianas de Konrad Adenauer), hace que el peronismo busque una referenciación teórica y lo hace no necesariamente con lo mejor de la historia. A su vez NECESITA CONGRACIARSE, HOY MAS QUE NUNCA CON EEUU por el tema YPF, por eso no llama la atención, la voluntad de un gran sector del movimiento justicialista de diferenciarse de cualquier política de enfrentamiento con el Imperialismo (palabra que casi desaparece del léxico político argentino).

Las multinacionales de los agroalimentos (Cargill Continental, Dekalb Dow, Bunge, etc) son las continuadoras de las políticas eugenecistas de Keynes. El poder del hambre limita la posibilidad de desarrollo independiente: África y América Latina. El Salvador, Guatemala, Ecuador, Bolivia, Venezuela, no comen si los EEUU no quieren.  Claro, hay gente que piensa que los eugenesistas no pueden ver sufrir a los pobres: por eso los quieren eliminar por inanición.

Roosevelt intentó con todas las recetas “intervencionistas frenar el cataclismo capitalista y sólo la guerra le dio una solución. Allí se terminó la crisis.  Keynes, que cobró notoriedad en la década del treinta del siglo pasado, cuando pretendía implementar políticas anticíclicas para resolver las contradicciones capitalistas, no sólo fracasó, sino que fue uno de los cómplices del Gran Capital en la generación del más grande drama de la historia de la humanidad (la II Guerra Mundial). ¿Es este el paradigma de los argentinos que se reivindican por pertenecer a un movimiento nacional y popular? Indudablemente el coloniaje adquiere nuevas formas. Pero sigue penetrando al peronismo esta vez con formas snobs y paraculturosas que no le caen tan mal al señor Biden.

El único camino correcto de liberación que levante las banderas de Paz, Pan y Tierra para los pueblos Latinoamericanos y del mundo, es el Socialismo.

Marx (¡siempre Marx!) describió como ninguno la anatomía del capitalismo. Predijo sus crisis cíclicas y las catalogó como inevitables, (las crisis son al capitalismo como el oxígeno para la vida). Los Keynes son enfermeros elementales para una enfermedad incurable: el capitalismo. “No existe un capitalismo bueno o serio en el cual se pueda confiar por lo cual las contradicciones del llamado modelo serán inevitables…”[4].

Discutamos el más grande salto intelectual de la sociedad planetaria, analicemos dialécticamente el rol de la revolución socialista en el siglo XX, pero no seamos simplistas, discutamos los problemas de la transición. Es indispensable hacerlo. Keynes solo intenta resolver los problemas de la burguesía dentro del sistema capitalista. El socialismo es necesario en defensa del planeta sin él, es imposible el manejo y la conservación racional de los recursos naturales, y la posibilidad de sobrevivencia de la especie humana.

Sería obtuso negar la necesidad de avanzar en un proceso de unidad que posibilite la construcción de una alternativa política, que desarrolle adecuadamente la relación entre Reforma y Revolución, entre Programas y Vías, entre amplitud y profundidad, entre coalición de fuerzas preexistentes y movimiento, entre otros clivajes que requieren la construcción de dicha fuerza que no ha existido nunca en la Argentina, y aunque parezca una tautología, la unidad se da entre fuerzas diversas. Es necesaria esta unidad para empujar un proceso general que en su propio desarrollo irá expresando diversas tendencias, y que a su vez hacia el interior del mismo, será la expresión de naturales disputas por hegemonizarlo.

En definitiva no es proclamando una ficticia comunidad de fines, (donde nos pondríamos todos de acuerdo y marcharíamos unidos y armoniosamente), como se construye una fuerza política frentista; pero claramente la tarea de los comunistas es la de avanzar en este proceso desde nuestra tradición política , es decir desde Marx, (prescindiendo de cualquier eufemismo), que no tiene un carajo que ver con Keynes.

 *Director Revista Centenario-Profesor de Historia-Secretario PC de Salta                                               


[1] (JM KEYNES Teoría de la ocupación, el interés, y el dinero”. Fondo de cultura económica, México 1971)

[2] J.M. KEYNES Laissez-faire and Communism .N.YORK 1926 

[3] JM KEYNES Essay in Persuasion , London 1931

[4] Patricio Echegaray, Cuadernos Marxistas Abril 2012

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