Conversación con Estefanía Ciro[1]
La rebelión popular. La presencia del estado a través de sus herramientas coercitivas en las áreas de conflicto, fundamentalmente las funciones policiales que se le asigna al Ejército,situación emergente en Argentina a partir del Decreto 683/18 de Mauricio Macri que le asigna al Ejército funciones de “apoyo logístico” a las fuerzas de seguridad. Una mirada desde la experiencia colombiana y mexicana, dos parámetros del escenario que se prepara en Argentina como integrante de un bloque regional de gobiernos elegidos democráticamente pero con innegables formas autoritarias.
El contexto colombiano
En Colombia se está llevando adelante un proceso de “Paz” que tuvo como inflexión los acuerdos firmados en La Habana por parte de las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos y que, para nuestra entrevistada, debe entenderse como un Pos-Plan Colombia.
A continuación reproducimos las principales líneas de análisis propuestas por Estefanía Ciro en su propia palabra.
“Vale mencionar que el Plan Colombia fue articulado en el año 1999 por el entonces presidente colombiano Pastrana y el estadounidense Bill Clinton con la fachada de terminar con el conflicto armado y combatir el narcotráfico lo que se impuso, finalmente, fue un feroz intervencionismo yanqui sobre la población colombiana (especialmente la rural) a partir de una estrategia de mercenarios paramilitares atacando a las FARC-EP principal respaldo de la resistencia popular.
El antecedente de este tratado, nos comenta la intelectual colombiana, es el llamado “Proyecto Houston que en el año 1998 a través del cual EE.UU. cita a organizaciones sociales, a militares, a diferentes actores del conflicto colombiano a sentarse a pensar como “resolver el conflicto”, ese fue el preámbulo de la firma del Plan Colombia el cual tenía una estrategia militarista y una estrategia “blanda” y la gente suele pensar que son excluyentes y para nada son excluyentes porque lo que ocurre es que las dos se alternan de manera muy estratégica. Entonces este escenario que se vivió en Colombia que puede ser considerado de paz y de aliviamiento del conflicto puede ser engañoso, esto es como el ojo de un huracán, uno puede estar en el ojo de huracán y puede no sentir nada pero se empieza a mover un poquito y toda la hostilidad del huracán empieza a verse y eso es lo que está viviendo ahorita Colombia. Entonces este Pos-Plan Colombia que fueron civil no puede dejar de verse como parte de un proceso más largo de desactivación de la rebelión popular y lo que se viene es un proceso de militarización enorme, la llegada de Duque (que asumió el marte 7/8/18 como Presidente de Colombia) al poder es la reactivación de una estrategia que hasta ahora no sabemos qué elementos nuevos de violencia va a tener, ahorita estaba viendo que hoy realizaron el primer bombardeo a lo que llaman “las disidencias” sobre el rió Caquetá y el río Mecaya, una zona de control de las FARC, lo que demuestra una vuelta a la estrategia dura. Colombia es un continuum de violencia que a pesar de los acuerdos va a ser parte de una estrategia regional de militarización.
El contexto mexicano
“Tenemos a México con la Ley de Seguridad interior que se aprueba con Peña Nieto (actual Presidente) a finales del año pasado y que generó una gran controversia porque lo que dice principalmente esta ley es que ahora los militares vana a tener tareas de policía, de control de orden público nacional y eso implica la militarización, que no es una militarización que no esté de antes sino que se militariza, se hace explicita y se le da dientes, una de las consecuencias más nefastas de este proceso de militarización soterrado fue la desaparición de los 43 normalistas del Estado de Guerrero, las fuerzas militares todavía tienen mucho que responder y todavía no han dado respuestas. El mexicano es un proceso que está en mucha polémica y actualmente es el centro de la discusión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO, Presidente electo de México), es decir, el debate sobre la pacificación de México. Lo que piden quienes están en contra de esta Ley de Seguridad Interior no es la reformulación ni la modificación sino la derogación completa porque es una ley anticonstitucional. Estamos a la espera de lo que va a ocurrir a partir del 1° de diciembre y lo que vaya a decir AMLO al respecto, quién ya estuvo la semana pasada en un ejercicio de discusión pública con víctima, (hecho que para uno como colombiano es algo normal porque las víctimas han tenido ciertos escenarios en Colombia y más en estos últimos años que se reúnen, hablan y conforman diferentes grupos, o sea, es un actor mucho más vivo que acá) en un novedoso proceso de reconfiguración de las víctimas del estado, entonces ya empezar a reunirse con víctimas a que cuenten su historia y a conocer de que hay una masacre social, eso ya es un paso, y que el tema central sea la pacificación me parece muy importante, sobre todo el año pasado y este año que son los años más violentos en la historia de México de los últimos veinte años. Entonces el caso de Argentina debe verse en ese escenario geopolítico latinoamericano.”
El hilo conductor que atraviesa a Colombia, México, Argentina y toda América Latina es la mentada lucha contra el Narcotráfico, es ahí donde se asientan en lo discursivo para movilizar tropas del ejército hacia la seguridad interior.¿Cómo este discurso de la guerra contra el narcotráfico le permite a los gobiernos avanzar sobre las libertades básicas de la población?[2]
“Vamos a hacer un recorrido por la construcción histórica de la lucha contra el narcotráfico. Esto tiene una raíz geopolítica desde las guerras del opio en China son las que dan paso la Convención Internacional del Opio firmada en La Haya (1915), entonces se van articulando unas convenciones primero a partir de la Sociedad de Naciones y después desde la ONU es así que actualmente la prohibición de las drogas la sostiene las Naciones Unidas.
El segundo elemento es que ha sido el resultado de las tensiones imperiales: a principio de siglo entre Inglaterra y Alemania y después cuando se va configurando de Estados Unidos como líder del imperialismo en el siglo XX y en este que nos toca vivir, es quien asume el uso de esta estrategia como una forma de injerencia y el que la hace más propia y más suya.
En Colombia por ejemplo, es en 1920 cuando se promulga la primera ley que castiga el uso de marihuana, heroína y cocaína sin muchas distinciones entre la hoja, el alcaloide, aun así para esta época los castigos eran menores más bien multas. Conocer la historia de cómo se van transformando estas leyes en el país y en el resto de los países porque en México ocurre lo mismo para la misma época es cuando se cambia la ley, esto nos permite conocer cómo va mandando Estados Unidos en la penalización de este mercado, para la década de 1930 ya no hay castigo de multas sino cárcel y entre los 30 y 40 es cuando EE.UU. nombra el primer zar antidroga que es Harry Anslinger que es quien empieza esta cruzada en contra de las drogas configurándose el uso de las drogas como un mal que atenta contra la moralidad y es cuando definitivamente comienza a ser usada como una estrategia de injerencia. Un ejemplo claro en EE. UU. es todo el escenario de la guerra de Vietnam que va a la par del crecimiento de las Panteras Negras, un movimiento insurgente que llegó a tener mucha fuerza, para contrarrestarlos Nixon utilizó el siguiente razonamiento: los afroamericanos son heroinómanos y los hippies son marihuaneros a partir de ello comienza el uso de la estrategia antidroga como mecanismo de control poblacional y sobre todo sobre la oposición política, eso fronteras para adentro pero para afuera empiezan las primeras fumigaciones[3], hostigamientos y militarización de regiones, entonces la Operación Cóndor en México que es la fumigación, maltrato, hostilización y militarización de las regiones amapoleras de Guerrero, a la par de toda la formación de guerrillas principalmente de maestros en dicha región. Tenemos a Lucio Cabañas (1936-1974) por ejemplo, que es uno de los referentes normalistas que hoy tiene clara relación con los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014. Lo que podemos observar es que hay unas latencias, y las latencias es el uso de la llamada “Guerra Antidrogas” para fines principalmente anti insurgentes e imperiales, esto en cuanto a México. En Colombia comienzan las primeras aspersiones y los primeros usos de Glifosato y de Paraquat en la sierra nevada de Santa Marta sobre cultivos de marihuana. Entonces comienzan a darse paralelamente en México y Colombia el uso de la “guerra antidroga” sobre poblaciones específicas. Este uso imperial tiene sus raíces en el capital muy clave que va de la mano de un proceso de migración de alemanes, de cuerpos de paz estadounidenses, momentos en que las relaciones entre nazis (después de la 2° guerra mundial) y burócratas estadounidenses se hacen muy estrechas es ahí en cuando surgen las redes comerciales de la cocaína, la heroína, por ejemplo en Bolivia hay señales de alemanes haciendo negocios, los cuerpos de paz de los EE UU haciendo negociones y son quienes transmiten semillas y métodos de producción de alcaloides. Entonces, el proceso de hostigamiento a las comunidades rurales y sus cultivos tiene un claro fin de desplazar poblaciones para adueñarse del territorio con fines monopólicos sobre la producción de droga.
En este escenario, en la zona de la Amazonía colombiana surgen marchas de los cocaleros exigiendo la desmilitarización de los territorios y acabar con la violencia estatal. Puntualmente en el Guaviare en el año 1986 hay una enorme marcha que va hasta el Caquetá, la demando fundamental de los campesino es que desmilitaricen el territorio porque la militarización implicaba violencia sobre la mujer, violencia sobre los campesinos, reclutamiento y uso de drogas; lo militares son fortísimos consumidores de drogas.
Entonces ya hay demandas desde el 86 de la necesidad de desmilitarizar, de generar desarrollo rural para que la gente deje la coca porque el problema central es la pobreza rural de la gente que no tiene alternativas en la legalidad.
Una década después, en el año 1996, ocurren las Marchas Cocaleras en Colombia, las marchas campesinas más grandes en la historia del país que movilizan 200.000 campesinos porque se establece la masificación de la estrategia de las fumigaciones. El presidente del país de aquel entonces Ernesto Samper, en toda esa crisis diplomática que tiene con EE UU firma la fumigación masiva de los territorios, entonces la gente se moviliza en contra de esa estrategia, teniendo las mismas demandas en torno a la necesidad de desarrollo rural, formalización de tierras, inversión, infraestructura rural, escuelas, salud, etc. para que la coca se acabe. Estas marchas fueron duramente reprimidas, la mayoría de los líderes sociales de estas marchas fueron o exiliados o desaparecidos y es en el año 98 cuando ocurren en el territorio un conjunto de variantes: la firma del Plan Colombia, los primeros inicios del paramilitarismo en los territorios del sur colombiano y el inicio de las negociaciones del Caguán con las FARC. Una estrategia de guerra pero con negociación, en definitiva. Es en este periodo cuando se articula definitivamente la lucha anti insurgente con la lucha antidrogas, no es que antes no se usara, sino que se hace oficial y es cuando emerge la idea de que la insurgencia ya no es insurgencia sino que es narcoterrorismo, es cuando se configura otra retórica en cuanto al conflicto en Colombia.
Para afianzar este nuevo discurso hay que detenerse en uno de los aspectos centrales del Plan Colombia: el mediático. Hay que analizar la cantidad de plata que comienzan a recibir algunos medios para construir la retórica de esta guerra a partir de noticias falsas que comienzan a configurar el enemigo interno: el campesino y la campesina cocalera como envenenadores de la juventud norteamericana, como títeres de la guerrilla, a las FARC como narcoterroristas monstruos.
Otro de los aspectos del Plan Colombia es la sofisticación en términos de tecnología militar y de tecnificación de la guerra. Antes el ejército colombiano era muy débil en el aire, entonces, el área donde van a hacerse más fuertes y van a recibir más dinero es en toda la fuerza aérea, de ahí las fumigaciones, los ataques por aire, los bombardeos. También en tierra se triplicó el número de soldados que había sumado a la presencia de mercenarios estadounidenses, todo esto configura la neoliberalización de la industria militar, por ejemplo se conocía gente que estaba de mercenaria en Colombia pero también estaba en Afganistán yendo y viniendo, entonces hay un “know how”[4] que comienza a compartirse con las otras guerras que se van alternando.
Y hay un tercer elemento fundamental del cual casi nadie habla: gran cantidad de la plata del Plan Colombia se fue a la Reforma para la “modernización de la justicia”. Las fiscalías, las cortes etc. comienzan a recibir una cantidad de dinero enorme a la par de capacitación en Estado Unidos, todos comienzan a capacitarse allí y es así como hoy los órganos de justicia de los países latinoamericanos se convierten simplemente en una barra de cambios del gobierno estadounidense.
Son esos tres elementos: medios, tecnología militar y reforma de la justicia lo que empieza a articularse en la estrategia del Plan Colombia ¿Y eso cómo se refleja en la vida cotidiana de la población, sobre todo la rural, en territorios de influencia de las FARC y también cocaleros? Violencia, militarización, más violencia, violación de los Derechos Humanos, desapariciones, hostigamientos, todo apuntado a la destrucción de la base social y campesina que, en algunos casos, sostienen la rebelión popular, sea a través de las FARC o a través del campesino politizado. Por ejemplo las Juntas de Acción Comunal[5], que son el corazón de la organización campesina, fue uno de los objetivos a destruir por parte del Plan, entonces la gente tenía que esconderse para hacer las reuniones y las asambleas, todos los comunales fueron amenazados, hubo que hacer toda la organización comunitaria en la clandestinidad y ahora, en el marco de las negociaciones de paz fue cuando salió una cantidad de gente que estaba prácticamente escondida y duró escondida 10-12 años, el gran peligro es que salieron, dieron la cara y ahora se viene la segunda fase, el post Plan Colombia, que es ya todo el ejercicio de infiltración, de inteligencia. Aquí es bueno recordad que durante la implementación de los acuerdos de paz con cocaleros implicaba que ellos dieran la información de su nombre, el de su familia, el lugar donde viven, los papeles de su finca y con GPS la ONU a través de su oficina contra la Droga y el Delito (UNODC), marcaba dónde estaba; esa base de datos de todos los campesinos y campesinas cultivadores de coca que en ese escenario declararon un delito ahora están en manos del gobierno. Estamos ante un ejercicio de inteligencia y de exposición que puede llegar a niveles trágicos.
Panorama aquí y ahora
La política de drogas es una política imperial y del capital, por ende es una política de desposesión. En la región que yo trabajo, que es la Amazonía Colombia, uno no puede pensar todos estos conflictos que ocurren sin pensar los enormes intereses del gran capital sobre los territorios amazónicos, estamos hablando de agua, ya que es una gran región productora de agua, estamos hablando de petróleo, de minería, de biodiversidad biológica y biodiversidad cultural porque tenemos naciones y pueblos indígenas enteros, hay un interés latente sobre este territorio; el año pasado ya hubo un primer ejercicio de articulación del Brasil de Temer, Colombia, Perú y Ecuador en la frontera con ejercicios militares, obviamente, con Estados Unidos a través de entrenamientos dirigidos, todo esto en el marco de que las FARC ya no existen entonces para el gran capital este territorio aparece como posible de ocupar. Esto no significa que sea siempre la misma estrategia, por ejemplo en el Guaviare tenemos grandes extensiones, que ya vienen consolidándose de algún tiempo, pertenecientes a las grandes transnacionales y a los ricos, tenemos hectáreas enteras en su poder después de un ejercicio paramilitar. Otro escenarios es el del Putumayo, con la confrontación de FARC, paramilitares y ejército colombiano, donde el territorio quedó completamente quebrado en manos de petroleras principalmente y de coca. El Caquetá, que es otro territorio, se puede analizar desde un texto reciente, que mostró que durante el Plan Colombia cuando más se adjudicaron tierras a pocas personas, fenómeno que no ocurría hacía cuarenta año, ahí hubo una contrarreforma agraria. Nos vamos con la retórica de la lucha y la anti insurgencia pero en el fondo la pelea es por tierras y por recursos.
Escenario territorial
Para mí el escenario territorial es muy negativo. Hay una conjunción de factores. Una de las estrategias durante el Plan Colombia fue la cooptación de las decisiones populares, territoriales campesinas en la cooperación internacional, principalmente en USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), a la que se puede ver invirtiendo en política de género, en políticas campesinas, determinando inversión social como si fueran el estado, entonces USAID ya venía en el Plan Colombia en su estrategia de destrucción de la organización política campesina, como una estrategia de guerra, para el debilitamiento de las bases de la rebelión popular
Lo que ocurre actualmente en el Proceso de Implementación (de la Paz) es que hay una agudización de esos puntos negativos porque ya no solo es USAID sino que hay una cantidad de cooperacionismo que atenta contra la organización popular ya que mucha de las relaciones y de la organización indígena y campesina está mediada por esta dependencia a esos fondos, se ve que ha sido muy efectivo este ejercicio en el debilitamiento de la rebelión popular y lo que se viene en el proceso de implementación es que cuando el gobierno adopta el proceso de implementación de los acuerdos de paz por ejemplo en el caso de sustitución de cultivos es, según nosotros consideramos, un relanzamiento del Plan Consolidación que era parte del Plan Colombia, que es lo mismo: contratar a terceros para que implementen políticas que se basan principalmente en transferencias condicionadas a los campesinos, se vuelve a lo mismo “Familias en Acción” se llamaba durante el Plan Colombia y ahora son “apoyos a campesinos” para que dejen de cultivar, pero son apoyos temporales que no resuelven estructuralmente las razones por las cuales las personas cultivan.
Pongamos el foco en uno de los puntos de los Acuerdos de Paz que en total tienen seis puntos. El punto 4 se llama “solución al problema de las drogas”, que tiene el punto 4.1 que plantea la sustitución de cultivos. Lo que dice el corazón de este acuerdo es que el problema de los cultivos de coca no es un problema de criminalización sino que es un problema de pobreza rural y hay que resolverlo mejorando las condiciones de producción en el campo. Para ello hay unos pasos a seguir, el primero es que la gente firme acuerdos voluntarios de sustitución, es decir, todos los campesinos y campesinas se van a sentar con el gobierno a firmar un acuerdo inicial que dice “vamos a sustituir, vamos a erradicar pero a cambio usted nos va a dar dinero temporal y nos va a cumplir ciertas cosas”. La segunda parte es lo que se llama el PISDA (Plan integral de sustitución y desarrollo alternativo) que significa que los campesinos se van a sentar con el gobierno a diseñar la transformación de su territorio. Todo eso suena muy bonito sobre todo cuando repiten todo el tiempo que son las comunidades las que van a recibir el dinero y las que van a transformar su territorio, ellas van a ser las protagonistas, esa es la retórica de los acuerdos pero eso, pasado a la realidad se ha convertido en lo mismo que hacía el Plan Colombia: cuando fueron las personas a negociar la sustitución en el primer punto el gobierno les impuso unas condiciones que las comunidades no aceptaban y además el gobierno comenzó a amenazarlos con erradicarlos si no firmaban y aún a las personas que habían firmado las erradicaron forzosamente lo que rompió toda la confianza que hubiera podido construirse, entonces todo ha vuelto a ser lo mismo que ya había sucedido: pasarle plata a los campesinos para que dejen de cultivar pero ahora ya se le van a acabar los pagos, quedan dos o tres pagos y todavía no hay proyectos productivos, o sea se acaban los pagos, no hay alternativa, la gente va a resembrar y el gobierno va a entrar con todo a acabarlos prácticamente. Esto, inevitablemente, ha debilitado a la base campesina que apoyaba la implementación de los acuerdos, que también apoyaban a la FARC, porque de última ellos llegaron a estos acuerdos también creyendo en el éxito y claro en las FARC no van a capitalizar eso sino el gobierno lo va a hacer a su favor. En este escenario en el que el gobierno no cumple ¿a quién se le acusa de que esto no funcione y de haberlos metido en este escenario? Pues a las FARC. Entonces, pensando mal, es una estrategia de desmovilización de la rebelión popular completa.
En este escenario de crisis de la implementación lo que se viene es el fracaso de la sustitución, reactivar las fumigaciones que se habían desactivado en 2015 y activar las erradicaciones, recientemente el nuevo ministro de defensa dijo “no más sustitución, aquí va a haber erradicación obligatoria”. El panorama es muy complejo para los y las campesinas pues están en absoluta desventaja no solo ya han dado sus datos, su información, se han mostrado como dirigentes sino que están siendo asesinados, es plan es de violencia sobre la población.
Una conclusión
Estamos en presencia de una nueva estrategia latinoamericana de drogas en términos de injerencia geopolítica, de nuevo inventarse esto como un problema y personalmente creo que los llamados gobiernos progresistas nunca prestaron atención a esto y lo que hicieron fue reproducir la criminalización de este mercado, a pesar de que tuvieron oportunidades de regularizar, de legalizar estos mercados porque donde esto se legalice se le quita a los Estados Unidos un argumento de injerencia geopolítica pero no hace parte de la agenda ni ha sido parte de la agenda del progresismo latinoamericano. Lo que ocurre en Bolivia es un ejemplo, se ve cómo empiezan a usar las tensiones entre cocaleros para desestabilizar el gobierno de Evo, lo mismo ocurra con Venezuela. Ahí está la cuestión: es un mercado cuyas rentas están siendo apropiadas por un sector privado que deberían trasladarse al público, esas rentas deberían ser manejadas por el estado, esa es una gran pelea también: pensar en una política diferente de drogas que deje de lado la criminalización.
Entrevista y transcripción: Gonzalo Ramos
[1] Economista de la Universidad de los Andes (Bogotá), Maestra en Historia de la misma universidad y Doctora con Mención Honorífica en el Programa de Posgrado de Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Sociología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, Ciudad Universitaria, Ciudad de México).
[2] Consulta del Editor
[3] Rociado de regiones enteras con químicos para destruir los cultivos y producir envenenamiento de la tierra. Además impactos tremendos sobre la salud de la población rural.
[4] El know how consiste en las capacidades y habilidades que un individuo o una organización poseen en cuanto a la realización de un tarea específica
[5] En Colombia la unidad más pequeña de administración territorial es la Vereda, cada Vereda tiene su junta de acción comunal, es decir, campesinos que se organizan y toman decisiones sobre su territorio y su comunidad.